Las empresas industriales deben aumentar su crecimiento y rentabilidad con una cartera de soluciones digitales innovadoras que funcionan juntas para transformar el modo en el que se diseñan, fabrican y mantienen los productos físicos.
La transformación digital es importante porque la disrupción es una realidad y la competencia es feroz. La tecnología digital ha llevado la disrupción a todos los sectores, desde los medios de comunicación y la energía hasta la asistencia sanitaria y el transporte. Por eso, es imperativo que las empresas industriales reinventen sus métodos de trabajo, su personal e, incluso, su lugar de trabajo. Se ha demostrado que la inversión en transformación digital mejora la eficiencia, maximiza el aumento de ingresos y reduce los costes operativos, de modo que pueden estar preparadas para la próxima disrupción.
Más de un tercio de los ejecutivos mencionan la falta de una estrategia clara de transformación digital como el principal obstáculo para alcanzar su máximo potencial. Desarrollar una estrategia de transformación digital alineada con los objetivos empresariales y pensada para obtener un valor medible es fundamental para el éxito y la longevidad de un programa. Nuestro marco de transformación digital proporciona un proceso de cinco pasos para identificar el valor y poner en marcha su estrategia.
Tres de cada cuatro ejecutivos afirman que mejorar la capacidad de aprovechar los datos de toda la empresa sería una medida efectiva para evitar la disrupción. Recopilar, organizar y democratizar los datos aumenta el potencial de los resultados de la transformación digital. Habilitar un hilo digital permite que los datos críticos estén accesibles para todos los roles y funciones.
Los fabricantes empiezan con una media de ocho proyectos de transformación digital, de los cuales el 75 % no se puede escalar. Para evitar este purgatorio de proyectos piloto, combine una estrategia de transformación digital basada en el valor con socios estratégicos y soluciones listas para usar. Esto pondrá a su empresa en el camino correcto para lograr un impacto con rapidez y escalar en toda la organización.
Aclaremos cierta confusión semántica habitual que hay en torno a estos tres conceptos.
Digitalización (conversión en formato digital):
Captura de información acerca del negocio, los productos y los procesos en formato digital. Por ejemplo, escanear un documento en papel, teclear puntos de datos en una hoja de Excel, etc.
Digitalización (uso de tecnologías digitales):
Aplicación de tecnologías digitales para mejorar o implementar procesos funcionales que aprovechan datos que están en formato digital. Por ejemplo, diseñar un producto en un entorno de CAD en lugar de dibujarlo en una mesa, o recopilar y analizar datos de fabricación en una plataforma de IoT en lugar de hacerlo manualmente.
Transformación digital:
Reorientación a gran escala de los procesos empresariales, flujos de trabajo e, incluso, la estrategia que es posible cuando varios procesos funcionales interconectados se han digitalizado. Por ejemplo, aprovechar el IoT y la realidad aumentada para reinventar el servicio, o adoptar la gestión digital del rendimiento como piedra angular para impulsar la productividad de la fabricación.
Aunque cada ruta de la transformación digital es única, hay prácticas recomendadas y conocimiento basado en datos que indican la ruta que se debe seguir. Conocer las últimas tendencias y los marcos para que el proceso sea satisfactorio puede dar lugar a una iniciativa más impactante.